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domingo, junio 03, 2012

EL DRAGÓN DEL DÍA Y DE LA NOCHE


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristan
EDAD:
A partir de tres años.
WEBGRAFÍA
http:www.cuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
Paz y sensibilidad para las cosas bellas

Llegó el día. El joven dragón Brodek tendría que elegir su bando, y convertirse en un dragón de la noche o en un dragón de la luz. Ambos grupos, enemigos naturales, se odiaban a muerte, y cada dragón, al llegar su tiempo, tenía que escoger uno de los bandos y formar parte de su ejército.
Casi todos se decidían siendo aún pequeños, y se entrenaban durante años, antes del cambio definitivo. Pero Brodek no lo tenía claro. Y ya no le quedaba tiempo. Al amanecer, sus alas se cubrirían con el azul de la noche o el dorado del sol, y permanecerían así para siempre, y todo su ser odiaría al sol o a la luna sin poderlo remediar. Era el precio del mágico y funesto don de escupir fuego.
Por eso Brodek había ido a pensar al bosque, donde esperaba encontrar una respuesta. Pero allí, sentado, en el silencio de la noche, no había respuestas. Sólo una luna llena blanca y preciosa, con pálidos brillos de plata. Y el viento en las hojas de los árboles, más suave y frío que de costumbre, como despidiéndose del joven dragón. Y la noche, una noche profunda llena de estrellas lejanas... Por nada del mundo quería Brodek convertirse en un dragón de la luz para odiar toda esa maravilla, y sintió cómo sus alas comenzaban a teñirse lentamente con el color de la noche.
Pero la noche fue perdiendo fuerza para dar paso a las primeras luces del alba. Era ese uno de los momentos favoritos del dragón, y disfrutó de los tonos rosados del cielo, del suave calor del primer rayo de sol en la cara, de los brillos de cristal y fuego en las aguas y de la alegría que despertaban en el bosque los primeros cantos de los pajarillos... No, tampoco quería ser un dragón de la noche para odiar tantísima belleza.
Y antes de que las lágrimas inundaran sus ojos, antes incluso de saber cuál era el color definitivo de sus alas, Brodek voló hasta la laguna, se sumergió cuanto pudo en ella para calmar su sed de paz, y voló hacia el cielo, tan alto como pudo, como tratando de escapar de la injusta tierra y de su cruel destino. Y cuando estuvo tan lejos que el frío le impedía mover las alas, abrió la boca para soltar su gran llamarada, como queriendo gastarla completamente, o no haberla tenido nunca.
Pero en lugar de fuego, de su boca surgió una finísima capa de escarcha que cubrió los campos, como si su deseo de paz y el agua de la laguna hubieran obrado un milagro. Y sólo entonces descubrió que no sería un dragón de la noche, ni un dragón de la luz, pues una de sus alas pertenecía a la luna, y la otra la sol.
Y cada cierto tiempo, Brodek vuelve a decorar los campos con su mágico aliento escarchado, como queriendo recordar al mundo que no es necesario elegir entre el día y la noche cuando no se sabe odiar. FIN

LA TORTUGUITA


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
M.R Cheneider
EDAD:
A partir de dos años
WEBGRAFÍA
http://laclasedeelita.blogspot.com
QUE TRABAJAMOS:
Las peleas y las rabietas





Tortuguita era una tortuga pequeña a la que su mamá llevaba todos los días a la escuela. Cuando mamá Tortuga la preparaba para ir a la escuela siempre protestaba, prefería quedarse en casa jugando. No le gustaba colorear, hacer dibujos, escuchar cuentos, cantar canciones, hacer plastilina. Siempre molestaba a sus compañeros y se enfadaban con ella, siempre estaba metida en líos.
Cada día, al ir a la escuela, prometía a su mamá que se iba a portar bien pero siempre acababa por tirar las cosas, gritar, correr, insultar, pegar a los demás y la maestra ponía su foto en la margarita triste. En el comedor, algunos días, no quería comer y tiraba la comida y las cuidadoras se enfadaban con ella.
En casa también se portaba mal: no quería recoger los juguetes, daba malas contestaciones, no quería hacer las cosas y sus papás estaban disgustados y se enfadaban, la castigaban a su habitación.
Y empezó a pensar que era una tortuga mala y comenzó a sentirse muy, pero que muy mal. Un día, cuando peor se sentía, se encontró con la tortuga más grande y vieja de la ciudad .Tenía 200 años y era tan grande como una casay era muy sabia, todos la pedían consejos.
Doña Tortuga, que así se llamaba, le dijo:
- Tortuguita ¿qué te pasa? ¿por qué estas tan triste?
- Porque soy una tortuga mala. No me quiere nadie, todos me regañan.
Doña Tortuga, que era tan buena como sabia le dijo:
- La solución de tus problemas está en tu caparazón.
- ¿En mi caparazón?
- Si, puedes esconderte dentro de tu caparazón, cuando te enfades antes de pegar, dar voces, insultar, decir palabrotas, molestar. Cuando te encuentres dentro de tu concha, te quedas tranquila y piensa lo que tienes que hacer. Así pues, la próxima vez que te enfades métete enseguida dentro de tu caparazón.
Al día siguiente Tortuguita lo comprobó. Cuando se enfadaron sus compañeros y no querían jugar con ella, se empezó a enfadar mucho mucho y recordó lo que le había dicho Doña Tortuga, encogió sus brazos, piernas y cabeza y los metió dentro del caparazón y se mantuvo quieta hasta que se tranquilizó y pensó lo que debía hacer. Cuando salió fuera la maestra la felicitó, en vez de reñirle. Todos los viernes, la maestra ponía en su frente una pegatina y sus papás estaban muy contentos.
En casa en vez de dar malas contestaciones se metía dentro de la concha a pensar. Y luego recogía los juguetes y hacía lo que le decían sin protestar. Todos estaban muy contentos, antes de irse a la cama le daban un achuchón muy, pero que muy grande y le leían un cuento. Otros días ayudaba a su mamá a hacer natillas, un bizcocho para desayunar.
Sus amigos le preguntaban cuál era su secreto mágico. Un día Tortuguita les contó su secreto mágico y desde entonces no hay peleas, nadie dice palabrotas, no se insultan ni molestan, son buenos compañeros y amigos, pero sus papás y mamás no saben lo qué pasa en esa clase porque nadie ha contado el secreto. FIN

sábado, junio 02, 2012

EL CLUB DE LOS VALIENTES


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
Begoña Ibarrola
EDAD:
A partir de dos a cinco años
WEBGRAFÍA
http:www.casadellibro.com
QUE TRABAJAMOS:
Los problemas no se solucionan con la violencia

Samuel era más alto y fuerte que sus compañeros de clase y pensaba que todos los problemas se solucionaban por la fuerza. Cuando alguno se negaba a hacer lo que él quería, le amenazaba con darle un puñetazo. Muchos chicos le tenían miedo, pero Alan no. FIN

LA AVESTRUZ TROGOLDITA


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
Emilio
EDAD:
A partir de dos años
WEBGRAFÍA
http://www.educarueca.org
QUE TRABAJAMOS:
Fomentar la paz y no la violencia





En un país vivía un avestruz llamada troglodita. Se encontraba muy sola porque era la única que quedaba en aquel lugar. Los domingos se iba al cine y compraba una bolsa de alfileres que se comía mientras veía la película. Otros días comía clavos, puntas y tornillos, pues a troglodita le gustaba todo lo que fuera metal.
Un día troglodita puso un huevo, pero cosa rara, este era de metal y en lugar de salir un pollito de avestruz como debe ser, nació un coche pequeñito.
El coche bebé empezó a caminar, primero muy despacio, como hacen los recién nacidos, luego más deprisa. Troglodita le seguía los pasos porque era su madre.
De repente unos tremendos ruidos le hicieron temblar  desde el pico hasta las patas. Los ruidos aumentaban y el avestruz metió la cabeza en la arena  y así estuvo una semana. Como los ruidos continuaban, se asomó a ver lo que sucedía.  
¡Era una cacería, pero muy rara!  Los pacíficos negros de un lado de la selva  estaban cazando a los pacíficos negros del otro lado.  Troglodita muerta de miedo, escondió la cabeza debajo del ala, mientras los disparos pasaban rozándole las plumas.
Cuando los ruidos cesaron porque todos dormían,  el avestruz levantó la cabeza y miró alrededor. “Tengo que hacer algo para acabar con este lío”- pensó.
Entonces fue andando despacito, levantando sus largas patas para no pisar a nadie pues todos los guerreros dormían y se fue tragando todas las pistolas, bombas, fusiles, cañones, de uno y otro lado. Comió tan deprisa que, antes de que llegase el nuevo día y los soldados despertaran, terminó con todo el armamento.
Y gracias a la heroica avestruz se terminó aquella guerra. FIN

LAS TRES HORMIGAS


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
Enric Larreula
EDAD:
A partir de tres años
WEBGRAFÍA
http://pazuela.wordepress.com
QUE TRABAJAMOS:
No pelearse.





Una mañana iba la hormiga Pequeña por un camino cuando se encontró una miga de pan. - ¡Qué bien! –pensó. Me la llevaré al nido para comer pan este invierno.
Cuando ya la tenía cogida, oyó que alguien le gritaba. - ¡Deja ese pan que es mío! ¡Yo lo he visto primero!
Era una hormiga de otro hormiguero que también agarró el pan y comenzó a estirar en la otra dirección. Una estiraba hacia aquí, la otra hacia allá, y, claro está, el pan ni se movía.
Por fin dejaron el pan y comenzaron a darse bofetadas.
- ¡Es mío! - ¡No, es mío! Y no paraban de pelearse.
Cuando ya se habían repartido unas cuantas bofetadas, llegó una tercera hormiga, vio la miga de pan y quiso cogerla,  pero las otras dos la vieron y le dijeron:
- ¡Alto ahí! Deja ese pan que es nuestro –dijo una.
- Eso es, y si quieres pan, tendrás que pelearte con nosotras –dijo otra.
- ¿Pelearme yo? –exclamó la tercera hormiga.
No tengo ningunas ganas de pelearme. Yo lo único que quiero es comer. ¿Por qué no nos partimos el pan entre las tres?
- ¿Partirnos el pan? Pero si era para mí sola, –dijo la primera hormiga.
- No es verdad, era para mí –dijo la segunda hormiga.
- ¿Lo veis? Así no habrá forma de entenderse – exclamó la tercera hormiga. Más vale que nos lo partamos ahora que sólo somos tres y no que esperamos a que venga otra hormiga.
- Mira, en eso tienes razón –dijeron las dos primeras de acuerdo.
Así que se partieron el pan y sacaron un poco de queso que llevaban y hasta un porrón de vino. Y suerte que decidieron comérselo, si no, a estas horas todavía estarían discutiendo. FIN

LA ESPADA PACIFISTA


CLASIFICACIÓN:
EMOCIONES - AGRESIVIDAD
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristan
EDAD:
A partir de tres años
WEBGRAFÍA
http://wwwcuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
Amar la paz y odiar la guerra






Había una vez una espada preciosa. Pertenecía a un gran rey, y desde siempre había estado en palacio, participando en sus entrenamientos y exhibiciones, enormemente orgullosa. Hasta que un día, una gran discusión entre su majestad y el rey del país vecino, terminó con ambos reinos declarándose la guerra.
La espada estaba emocionada con su primera participación en una batalla de verdad. Demostraría a todos lo valiente y especial que era, y ganaría una gran fama. Así estuvo imaginándose vencedora de muchos combates mientras iban de camino al frente. Pero cuando llegaron, ya había habido una primera batalla, y la espada pudo ver el resultado de la guerra. Aquello no tenía nada que ver con lo que había imaginado: nada de caballeros limpios, elegantes y triunfadores con sus armas relucientes; allí sólo había armas rotas y melladas, y muchísima gente sufriendo hambre y sed; casi no había comida y todo estaba lleno de suciedad envuelta en el olor más repugnante; muchos estaban medio muertos y tirados por el suelo y todos sangraban por múltiples heridas...
Entonces la espada se dio cuenta de que no le gustaban las guerras ni las batallas. Ella prefería estar en paz y dedicarse a participar en torneos y concursos. Así que durante aquella noche previa a la gran batalla final, la espada buscaba la forma de impedirla. Finalmente, empezó a vibrar. Al principio emitía un pequeño zumbido, pero el sonido fue creciendo, hasta convertirse en un molesto sonido metálico. Las espadas y armaduras del resto de soldados preguntaron a la espada del rey qué estaba haciendo, y ésta les dijo:
 - "No quiero que haya batalla mañana, no me gusta la guerra".
 - "A ninguno nos gusta, pero ¿qué podemos hacer?".
 - "Vibrad como yo lo hago. Si hacemos suficiente ruido nadie podrá dormir".
Entonces las armas empezaron a vibrar, y el ruido fue creciendo hasta hacerse ensordecedor, y se hizo tan grande que llegó hasta el campamento de los enemigos, cuyas armas, hartas también de la guerra, se unieron a la gran protesta.
A la mañana siguiente, cuando debía comenzar la batalla, ningún soldado estaba preparado. Nadie había conseguido dormir ni un poquito, ni siquiera los reyes y los generales, así que todos pasaron el día entero durmiendo. Cuando comenzaron a despertar al atardecer, decidieron dejar la batalla para el día siguiente.
Pero las armas, lideradas por la espada del rey, volvieron a pasar la noche entonando su canto de paz, y nuevamente ningún soldado pudo descansar, teniendo que aplazar de nuevo la batalla, y lo mismo se repitió durante los siguientes siete días. Al atardecer del séptimo día, los reyes de los dos bandos se reunieron para ver qué podían hacer en aquella situación. Ambos estaban muy enfadados por su anterior discusión, pero al poco de estar juntos, comenzaron a comentar las noches sin sueño que habían tenido, la extrañeza de sus soldados, el desconcierto del día y la noche y las divertidas situaciones que había creado, y poco después ambos reían amistosamente con todas aquellas historietas.
Afortunadamente, olvidaron sus antiguas disputas y pusieron fin a la guerra, volviendo cada uno a su país con la alegría de no haber tenido que luchar y de haber recuperado un amigo. Y de cuando en cuando los reyes se reunían para comentar sus aventuras como reyes, comprendiendo que eran muchas más las cosas que los unían que las que los separaban. FIN