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miércoles, junio 13, 2012

EL LEÑADOR HONRADO


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Esopo
EDAD:
 A partir de tres años
WEBGRAFÍA
http://sinalefa2.wordpress.com
QUE TRABAJAMOS:
La honradez






Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el rio, se le cayó el hacha al agua. Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Como me ganare el sustento ahora que no tengo hacha?
Al instante ¡OH, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: - Espera, buen hombre: traeré tu hacha.
Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata. Tampoco es la mía dijo el afligido leñador. Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro. - ¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía! Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces un premio.
El leñador dio las gracias, y colocó las hachas en su saco. Por el camino se encontró con su vecino. Era un hombre era muy codicioso a quien no le gustaba trabajar. Al saber lo que había pasado, corrió buscar un hacha vieja. Después fue al río a probar suerte. Al llegar a la orilla tiró el hacha al río, y empezó a llorar. No tardó venir la ninfa y  le preguntó el motivo de su tristeza.
— He perdido mi hacha en el río – dijo llorando. La ninfa se sumergió en las aguas y reapareció con un hacha de oro. — ¿Es esta tu hacha? – le preguntó.
— ¡Sí! – gritó él estirando la mano para cogerla. — Te equivocas – dijo el hada -, esta es la mía. La tuya está en el fondo. Si quieres recuperarla, zambúllete como yo.
Y el hada desapareció entre las aguas del río. FIN

EL GIGANTE DE LA MENTIRA


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Desconocido
EDAD:
A partir de cuatro años
WEBGRAFÍA
http://ww.encuentos.com
QUE TRABAJAMOS:
Aprender a decir la verdad








¿Te has dado cuenta, mamá? El sol va a salir, eso significa que mi amiga Marita me va a visitar. ¡Es tan alegre! Cuando viene a casa pareciera que el sol viene con ella.
La mamá, conociendo la razón por la cual su hija Lucecita no podía ser como Marita, le dijo:
— Yo pienso que eso será porque Marita no sabe mentir. ¿Sabes? Cuando se le mira a la mentira ésta viene sólo con la intención de oscurecer a quien le da importancia, porque como es muy fea así nomás no se deja ver; entonces, la luz que todo lo ve, como no soporta a la mentira, se retira del corazón que no sabe apreciarla. Y esto es lo que te ha sucedido a ti porque a veces mientes, ¿o acaso no es así?
— ¡Ah!, yo no quisiera que se vaya mi luz, ya no voy a mentir, mamá.
— Está bien, ojala sea así, hijita.
Y, mirando el reloj, le dijo:
— Ya son las 5 de la tarde, te toca tu remedio.
— ¡Ah!, mi remedio –dijo Lucecita, ese remedio no me gusta.
— Pero tienes que tomarlo, hija, sino no vas a sanar de tu resfriado, ve y tráemelo.
Lucecita, mientras se dirigía al lugar donde se hallaba el remedio, pensó:
— ¿Y si lo escondo? Así me libraría de él y mi mamá pensará que se ha perdido. Pero si vuelvo a mentir, quien sabe venga la oscuridad a mi corazón. ¡Ah!, pero no me gusta el remedio.
— Mamá –le dijo–, no encuentro el remedio, parece que se ha perdido porque lo he buscado por todos lados y no está.
La mamá, conociendo que Lucecita había vuelto a mentir, le dijo:
— Tus ojos están caídos y tristes, ¿por qué será?
— No lo sé –le dijo Lucecita.
— Yo sé que has vuelto a mentir. ¡Qué pena!, porque si sigues así, la alegría que todavía se asoma por tu mirada ya no te volverá a sonreír.
Lucecita, al ver que su mamá la había descubierto, se dijo:
— Parece que a mi mamá no le puedo mentir, porque por más que me esfuerzo en ocultarle las cosas, ella, como adivina, todo me descubre. Qué vergüenza siento. Ahora, ¿qué le diré? Bueno, lo único que me queda es traer el remedio y hacerle caso.
Y así lo hizo.
La mamá, bastante triste por lo que le estaba sucediendo a su hija, le dijo:
— Lucecita, veo que la mentira ha empezado a crecer en tu corazón como un gigante egoísta, que no le interesa nada más que salir con su gusto. Fíjate, tú recién tienes 7 años, cuando seas mayor cómo será ese gigante, y si no encuentras la solución para sacarlo de tu corazón quien sabe ya no lo sacarás nunca, porque será de repente más astuto que tú. Mira, si así nomás cómo te tiene, por su culpa la luz que te hacía brillar, al ver que su cabeza fea empezaba ya asomarse por la ventana de tu corazón, salió corriendo. ¿Y sabes por qué? Porque fuiste tú la que permitiste eso, y eso a la luz no le gustó.
— ¡Qué pena, mamá! Y tienes razón, pero cómo haré para que el gigante de la mentira no siga creciendo, para que no me rinda ante sus pies.
— Bueno –le dijo la mamá–, dale la espalda, porque si sigues así te irá quitando la fuerza de tu espíritu que ahora todavía llevas, porque lo único que quiere es debilitarte día a día, porque él sabe que así te manejará a su antojo. Y es más, terminará por encarcelarte, y si esto te sucede va a ser muy triste para ti, porque te hará vivir el resto de tus días encerrada y terminarás por parecerte a él. ¿Eso quieres?
— No, mamá, ahora me estoy imaginando que debe ser horrorosamente feo.
— Qué bien, hija, entonces, síguete imaginando, porque todavía muestras un rostro bonito, porque eres pequeña, y como la luz sabe que todo lo haces con inocencia se compadece de ti, y por momentos regresa y se vuelve a quedar contigo.
— Entonces, la inocencia es buena.
— Así es –le dijo la mamá–, es muy buena, linda y pura, y habita en los corazones de todos los niños. Pero bueno, ¿qué has pensado hacer? Dime, porque todavía estás a tiempo para librarte del gigante.
Lucecita le dijo:
— No lo sé todavía. ¿Qué me aconsejas, mamá?
— Te aconsejo que mires al cielo y le pidas a Dios que te mande sus fuerzas.
— Pero, ¿tú crees mamá que Dios me querrá escuchar? Como Él lo ve todo sabe que he mentido muchas veces.
— Dios es infinitamente bueno –le dijo la mamá–, te va a escuchar, sólo quiere que lo busques con arrepentimiento de corazón y vas a ver cómo va a compartir sus fuerzas contigo.
Lucecita, después que escuchó a su mamá, hizo exactamente lo que le aconsejó, y mirando al cielo con el corazón ya arrepentido, dirigiéndose a Él, le dijo:
— Dios mío, Tú lo sabes todo, y sabes que he mentido muchas veces, pero ya no deseo seguir mintiendo, ayúdame por favor, porque no quisiera que el gigante de la mentira me atrape, porque es tan malo que seguramente no va a querer parar hasta dejarme sin vida. Y yo quiero vivir alegre y feliz como mi mamá y toda mi familia.
Y mientras oraba, a Lucecita le pareció ver que el cielo se iluminaba con el mismo resplandor, como era antes cuando todavía no conocía a la mentira. Entonces, comenzó a apreciar con más alegría al sol, a los árboles, a las flores y a todas las personas.
La mamá, al ver a Lucecita que se encontraba nuevamente alegre y radiante, se dio cuenta que Lucecita había aprendido una gran lección.
— Qué bien, Lucecita, veo que ahora la luz de Dios siempre te acompañará a donde vayas; por lo tanto, ya no existirá nada que te haga caer desde el lugar donde ahora te encuentras, porque con la sonrisa que llevas, hace que yo te vea como si estuvieses viviendo en el mismo cielo.
Y abrazándola con mucho amor, le volvió a decir:
— Mañana seguimos conversando porque ya es hora de dormir. Que Dios te bendiga, hijita.
Y a ti también, mamá, –le dijo Lucecita. FIN

martes, junio 12, 2012

SINCERIDAD


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Violeta Monreal
EDAD:
 De 6 a 9 años
WEBGRAFÍA
http://www.violetamonreal.com
QUE TRABAJAMOS:
La sinceridad







La SINCERIDAD es un sentimiento delicado y sensible. Te hace sentir tranquilo y satisfecho. La SINCERIDAD de Sofía se pondrá a prueba en el caso del "Elefante que se escapó de un circo". FIN

EL NIÑO SUPÉR CAMPEÓN


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristán
EDAD:
A partir de tres años
WEBGRAFÍA
http://cuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
Honradez y juego limpio.





Había una vez un niño al que lo que más le gustaba en el mundo era ganar. Le gustaba ganar a lo que fuera: al fútbol, a los cromos, a la consola... a todo. Y como no soportaba perder, se había convertido en un experto con todo tipo de trampas. Así, era capaz de hacer trampas prácticamente en cualquier cosa que jugase sin que se notara, e incluso en los juegos de la consola y jugando solo, se sabía todo tipo de trucos para ganar con total seguridad.
Así que ganaba a tantas cosas que todos le consideraban un campeón. Eso sí, casi nadie quería jugar con él por la gran diferencia que les sacaba, excepto un pobre niño un poco más pequeño que él, con el que disfrutaba a lo grande dejándole siempre en ridículo.
Pero llegó un momento en que el niño se aburría, y necesitaba más, así que decidió apuntarse al campeonato nacional de juegos de consola, donde encontraría rivales de su talla. Y allí fue dispuesto a demostrar a todos sus habilidades, pero cuando quiso empezar a utilizar todos esos trucos que sabía de mil juegos, resultó que ninguno de ellos funcionaba. ¡Los jueces habían impedido cualquier tipo de trampa!
Entonces sintió una vergüenza enorme: él era bueno jugando, pero sin sus trucos, fue incapaz de ganar a ninguno de los concursantes. Allí se quedó una vez eliminado, triste y pensativo, hasta que todo terminó y oyó el nombre del campeón: ¡era el niño pequeño a quien siempre ganaba!
Entonces se dio cuenta de que aquel niño había sido mucho más listo: nunca le había importado perder y que le diera grandes palizas, porque lo que realmente hacía era aprender de cada una de aquellas derrotas, y a base de tanto aprender, se había convertido en un verdadero maestro.
Y a partir de entonces, aquel niño dejó de querer ganar siempre, y pensó que ya no le importaría perder algunas veces para poder aprender, y así ganar sólo en los momentos verdaderamente importantes. FIN

MAZAZOS


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristán
EDAD:
A partir de tres años
WEBGRAFÍA
http:cuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
No existen las pequeñas mentiras piadosas

Daniel tenía un don especial: era el único capaz de ver el "mazo de la verdad" de todo el mundo. Al principio no sabía qué era aquel gran bloque de hierro que sólo él veía sobre las cabezas de toda la gente, pero con el tiempo, se dio cuenta de que estaba relacionado con las mentirijillas, esas que la gente dice para evitar herir a alguien, molestarle o contrariarle. Daniel había comprobado que cada vez que a una persona le contaban una de esas pequeñas mentiras piadosas, el mazo se separaba un poco más de la cabeza, subiendo hacia arriba.

Así que cuanto más engañado estaba alguien, más lejos de la cabeza tenía el mazo. Al principio, a Daniel le hacía mucha gracia ver mazos verdaderamente altos, hasta que un día descubrió que los mazos también caían: cuando la persona descubría la verdad, era como si ya nada sostuviera el mazo en lo alto, y éste bajaba de golpe, machacando a quien estaba debajo. "Es curioso", pensó al ver en directo uno de aquellos porrazos, "toda esa gente trataba de evitar que este pobre señor sufriera, pero lo único que hacían era... ¡Coger carrerilla para darle más fuerte!"

Aquel descubrimiento le pareció tan importante a Daniel, que escribió un estupendo libro sobre el tema. Todos le contaron lo mucho que les había gustado y lo buen escritor que era; le hicieron entrevistas y empezó a dar a conferencias y a sentirse genial por estar ayudando a tanta gente. Hasta que un día alguien le pidió que le firmara un ejemplar de su libro. Lo abrió, y vio que estaba vacío... y sólo tuvo tiempo de mirar arriba antes de recibir su gran mazazo.

Nadie lo había leído. Un error de imprenta hizo que saliera vacío. Con tantas ilusiones destrozadas de golpe, Daniel tuvo fuerzas para sonreír. Verdaderamente, hacía falta un libro como el suyo... FIN


EL CONEJO QUE CRUZO EL MAR


CLASIFICACIÓN:
VALORES - SINCERIDAD
AUTOR:
Lucia collado
EDAD:
A partir de cuatro  años
WEBGRAFÍA
http: luciacollado.blogia.com
QUE TRABAJAMOS:
Si nos aprovechamos con mentiras de otras personas, al final seremos nosotros los que sufriremos

Hubo una vez un conejo blanco que quería cruzar el mar.  A través de las olas podía ver una bella isla y  deseaba mucho ir ahí.  Pero él no podía nadar y ahí no había botes.  Entonces, tuvo una idea.  Llamó a un tiburón en el mar y le dijo: “OH!, señor tiburón, cuál de nosotros tiene más amigos, usted o yo?”
“Yo estoy seguro que yo tengo más amigos”, dijo el tiburón.
“Bien, vamos a contarlos para estar seguros”, dijo el conejo.  “Porqué no pone usted sus amigos en fila en el mar entre aquí y esa isla allá?, entonces yo puedo contarlos.”
Así, todos los tiburones hicieron una fila en el mar, y el conejo fue saltando sobre la espalda de un tiburón a la del siguiente, contando, “uno, dos, tres, cuatro...”.  Finalmente, llegó a la isla.
Entonces, se tornó hacia los tiburones y dijo:  “Ja, ja!, ustedes son estúpidos tiburones.  Yo verdaderamente los engañé.  Los utilicé para hacer un puente para mi, sin ustedes ni siquiera saberlo.”
Los tiburones se pusieron muy enojados.  Uno de ellos alcanzó al conejo con su largo hocico y le arrancó un pedazo de su piel.
“OH, esto duele!”, gritó el conejo y comenzó a llorar.
Justo entonces, llegó ahí el rey de la isla.  Le preguntó al conejo qué le pasaba, y cuando escuchó el relato del conejo, le dijo:  “Tu nunca más debes engañar  a los
demás y decirles mentiras otra vez.  Si tu prometes ser bueno, yo te diré como puedes recuperar tu pelo de nuevo.”
“Oh, lo prometo, lo prometo”, dijo el conejo.
Fue entonces, que el rey amontonó algunos juncos e hizo un nido con ellos .  “Ahora, duerme toda la noche, ahí en este nido de juncos”, dijo el rey, “y tu pelo crecerá de vuelta.”
El conejo hizo como se le dijo.  A la mañana siguiente fue adonde el rey y dijo: “muchas, muchas gracias!, todo mi pelo creció de nuevo y yo estoy bien otra vez.  Gracias!, gracias!, gracias!”
Entonces el conejo fue saltando a lo largo de toda la playa, bailando y cantando.  Y nunca más trato de engañar o burlarse de nadie de nuevo. FIN

sábado, junio 02, 2012

COSAS QUE ME GUSTAN DE MI


CLASIFICACIÓN:
VALORES - AUTOESTIMA
AUTOR:
Tracey Moroney
EDAD:
A partir de tres a siete años
WEBGRAFÍA
http://wwwliteraturasm.com
QUE TRABAJAMOS:
La autoestima de forma positiva.





Hay muchas cosas que me gustan de mí: mis dedos, mis pies, mi sonrisa... La autoestima es un concepto complicado de explicar a un niño ya que, a menudo, se identifica y relaciona erróneamente con la connotación negativa de tener un gran ego y creer que uno es mejor que los demás. En este libro se ayuda al niño a trabajar su autoestima de forma positiva. Al final del libro hay una ficha para padres. FIN

viernes, junio 01, 2012

EL CUENTITO


CLASIFICACIÓN:
VALORES - AUTOESTIMA
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristán
EDAD:
A partir de dos años.
WEBGRAFÍA
http:cuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
Auto aceptarse y evitar los complejos


Había una vez un cuento cortito, de aspecto chiquito, letras pequeñitas y pocas palabritas. Era tan poca cosa que apenas nadie reparaba en él, sintiéndose triste y olvidado. Llegó incluso a envidiar a los cuentos mayores, esos que siempre que había una oportunidad eran elegidos primero. Pero un día, un viejo y perezoso periodista encontró un huequito entre sus escritos, y buscando cómo llenarlo sólo encontró aquel cuentito. A regañadientes, lo incluyó entre sus palabras, y al día siguiente el cuentito se leyó en mil lugares. Era tan cortito, que siempre había tiempo para contarlo, y en sólo unos pocos días, el mundo entero conocía su historia. Una sencilla historia que hablaba de que da igual ser grande o pequeño, gordo o flaco, rápido o lento, porque precisamente de aquello que nos hace especiales surgirá nuestra gran oportunidad. FIN

EL HADA FEA


CLASIFICACIÓN:
VALORES - AUTOESTIMA
AUTOR:
Pedro Pablo Sacristán
EDAD:
A partir de dos años
WEBGRAFÍA
http://cuentosparadormir.com
QUE TRABAJAMOS:
Aceptarnos tal como somos





Había una vez una aprendiz de hada madrina, mágica y maravillosa, la más lista y amable de las hadas. Pero era también un hada muy fea, y por mucho que se esforzaba en mostrar sus muchas cualidades, parecía que todos estaban empeñados en que lo más importante de un hada tenía que ser su belleza. En la escuela de hadas no le hacían caso, y cada vez que volaba a una misión para ayudar a un niño o cualquier otra persona en apuros, antes de poder abrir la boca, ya la estaban chillando y gritando:
 - ¡fea! ¡Bicho!, ¡lárgate de aquí!
 Aunque pequeña, su magia era muy poderosa, y más de una vez había pensado hacer un encantamiento para volverse bella; pero luego pensaba en lo que le contaba su mamá de pequeña:
- tú eres como eres, con cada uno de tus granos y tus arrugas; y seguro que es así por alguna razón especial...
Pero un día, las brujas del país vecino arrasaron el país, haciendo prisioneras a todas las hadas y magos. Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechizó sus propios vestidos, y ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja. Así, pudo seguirlas hasta su guarida, y una vez allí, con su magia preparó una gran fiesta para todas, adornando la cueva con murciélagos, sapos y arañas, y música de lobos aullando.
Durante la fiesta, corrió a liberar a todas las hadas y magos, que con un gran hechizo consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaña durante los siguientes 100 años.
Y durante esos 100 años, y muchos más, todos recordaron la valentía y la inteligencia del hada fea. Nunca más se volvió a considerar en aquel país la fealdad una desgracia, y cada vez que nacía alguien feo, todos se llenaban de alegría sabiendo que tendría grandes cosas por hacer. FIN

EL RATONCILLO DIMINUTO

CLASIFICACIÓN:
VALORES - AUTOESTIMA
AUTOR:
Desconocido
EDAD:
A partir de dos años.
WEBGRAFÍA
http:cuentosinfantilescortos.net
QUE TRABAJAMOS:
Si deseamos algo, con empeño y esfuerzo, lo podemos conseguir

Erase una vez un ratoncillo muy pequeño, llamado Pérez. Tan pequeño, tan pequeño, que cuando sus compañeros le llamaban, él tenía que encender una cerilla para que le vieran.
En el cole siempre le hacían burla por su pequeño tamaño, pero a él le daba igual y hacía oídos sordos a todo lo que le decían.
Sin embargo, de lo que algunos no se daban cuenta, era que Pérez, era el único ratón que no caía en las trampas de los humanos. Cuando había que sortear las trampas para llegar a la madriguera, Pérez se las arreglaba para moverse con agilidad y no pisar nunca en el mecanismo que activaba las trampas.
Muchos ratones perecían cada día por culpa de las trampas, y el que tenía más habilidad para sortearlas, sin problemas, era Pérez.
Además, cuando algún humano salía en busca de los ratones para cazarlos, Pérez se escondía en los agujeros del queso y nunca le pillaban. Él era el único que podía hacer eso.
Llegó un día, en que los jóvenes ratoncitos querían ser como Pérez.
Y todos los ratones de la madriguera comprendieron que: lo que puede parecer un defecto se puede convertir en una virtud, si utilizamos nuestro cerebro para pensar y lo deseamos con empeño. FIN

EL CABALLO Y LAS SETAS


CLASIFICACIÓN:
VALORES - AUTOESTIMA
AUTOR:
Desconocido
EDAD:
A partir de dos años
WEBGRAFÍA
http:cuentosinfantilescortos.net
QUE TRABAJAMOS:
Hay que ser optimista







Erase una vez, un caballo cuyo nombre era Seti. Sus padres le pusieron ese nombre cuando descubrieron que su hijo tenía todo el cuerpo lleno de setas. Las setas le crecían por todo el cuerpo, como si de un monte húmedo se tratara.
Seti pasó los primeros años de niño sin preocuparse por las setas, ya que para él era algo normal desde que nació. Pero una vez pasada la infancia, cuando Seti empezó a ir al colegio, el resto de caballos se reían de él, y Seti se sentía muy sólo.
Hasta que un día, se le acercó otro caballo llamado Janco, que le dijo: “Hola Seti, ¿quieres ser mi amigo?” Seti le dijo: “Claro!“ Y empezaron a hablar de todo un poco… Janco le preguntó que por qué tenía setas por todo el cuerpo, y Seti le contó su historia, desde que era pequeño.
Janco le dijo: “Pues a mí me encantan las setas!, ¿Puedo cogerte una?“. “Sí, claro. Si te gustan, sírvete, total, van a seguir creciendo otra vez”.
A Janco se le iluminó la cara al oír esto que dijo Seti… y le dijo a Seti: “Pero eso es buenísimo, al reproducirse solas, puedes comer setas siempre que quieras!! Además, están riquísimas.
A Seti, lo que le estaba diciendo Janco le estaba llenando de optimismo, porque por fin encontraba una utilidad a sus setas del cuerpo.
Entonces él también las probó, y pudo comprobar que sus setas estaban riquísimas. Después de eso, empezó a buscarle ventajas a las setas de su cuerpo, y a verlo desde un punto de vista positivo.
Y encontró otro motivo por el que alegrarse de ser el único caballo con setas, y era que las setas absorbían el agua cuando llovía y Seti se secaba mucho antes que el resto de caballos.
Pasaron los años, y las relaciones de Seti con los demás mejoraron muchísimo, ya que el optimismo llenó su vida.
Cuando ya fueron mayores, Seti y Janco fundaron una empresa de setas, única en el mundo, y consiguieron vivir de ello al ser las setas de Seti las mejores del mundo. FIN