CLASIFICACIÓN:
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EMOCIONES
- MIEDO
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AUTOR:
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Paco López
Muñoz
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EDAD:
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A
partir de dos años y medio
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WEBGRAFÍA
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http://cuentoscortosparaniños.com
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QUE
TRABAJAMOS:
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Enfrentarse
al miedo
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Había una vez una niña
que se llamaba Julia. Tenía miedo de muchas cosas. Tenía miedo en la oscuridad,
tenía miedo de quedarse sola, también tenía miedo cuando veía a mucha gente,
tenía miedo de los perros, de los gatos, de los pájaros, de los desconocidos,
tenía miedo al agua de la piscina y de la playa, tenía miedo del fuego, de los
truenos, de las tormentas, tenía miedo de los monstruos de los cuentos, tenía
miedo de ponerse enferma, o de que su mamá enfermara, tenía miedo de ir al cole,
de caerse o hacerse daño jugando…
Tenía tanto miedo que
nunca salía de casa para no caerse, enfermar, encontrarse con algún perro o
persona desconocida. Pasaban los días y Julia miraba por la ventana, veía jugar
a los niños y niñas, veía como corrían y se divertían. Su mamá le decía: “¿por
qué no vas a jugar con ellos?” Pero Julia se sentía muy triste porque tenía
mucho miedo y no quería salir de casa. Llegaba la noche y Julia temblaba de
miedo en su cama, todo estaba muy oscuro y no se oía nada, le daba miedo el
silencio y la oscuridad de la noche, así que se levantaba y, sin hacer ruido,
se metía en la cama de sus papás, allí se sentía protegida.
Una noche, mientras
dormía entre mamá y papá, la cama comenzó a temblar, se movía tanto que Julia
se despertó sobresaltada. ¡Terremoto, hay un terremoto! Sus papás parecían no
notarlo. Julia se puso de pie en la cama, comenzó a saltar y gritar para
despertar a sus papás, entonces un gran agujero se abrió en el centro. Julia
cayó dentro y bajo por un tobogán que le dejó en un bosque tenebroso y oscuro.
Se levantó del suelo y miró a su alrededor: “¿dónde estoy? Está muy oscuro,
tengo miedo. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Venir a por mí!”
Nadie parecía oírla,
así que Julia pensó que tenía que salir de ahí, se levantó y comenzó a andar.
Enseguida encontró un camino y decidió seguir andado por él para ver dónde le
llevaba. “¡Qué silencio, no se oye nada! ¡Tengo miedo!” Julia se acordaba de
mamá y papá, se sentía sola y tenía más miedo aún. Cansada de andar se sentó
junto a un árbol, se sentía tan triste que empezó a llorar.
Entonces oyó un ruido
“¡uuhhhh! ¡ohohoho! ¡uuuhhhh!” Julia miraba a un lado y a otro y no conseguía
ver nada, un gran pájaro volaba sobre su cabeza, Julia temblaba de miedo. El
pájaro desapareció, volvió el silencio. Por un momento Julia dejó de temblar,
pero entonces oyó ladrar a un perro, parecía que estaba furioso, luego otra vez
volvió el silencio… Julia cerró los ojos y se dijo a sí misma: “no tengo miedo,
no tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo…” Cuando abrió
los ojos, tenía delante de ella un gran perro negro. Julia se quedó paralizada,
el miedo no le dejaba ni parpadear, tenía ganas de gritar, de llorar, de pedir
ayuda, pero el miedo no le dejaba moverse, ni hablar, ni gritar, ni siquiera
podía llorar.
El perro se acercó aún
más, se sentó frente a ella y le dijo:
- ¡Me tienes harto!
Estoy cansado de que seas una miedica, nunca he conocido a una niña con tantos
miedos. ¡Eres la Reina del Miedo!
Julia seguía
paralizada y con la boca abierta, pero no de miedo sino de asombro, ¡le estaba
hablando un perro! O, mejor dicho, ¿le estaba regañando por tener miedo? Julia
no daba crédito a lo que veía y oía.
- ¿Es que no vas a
decir nada? ¿Se te ha comido la lengua un gato? ¡Ah, se me olvidaba que también
te dan miedo los gatos!
- ¿Quién eres tú?
- ¿Qué quién soy? Soy
Dog, el guardián de tu bosque.
- ¿Mi bosque? – Julia
miraba a su alrededor, observando el bosque en el que se encontraba.
- Sí, tu bosque, el
bosque de tus miedos. Aquí viven todos tus miedos: los perros, los gatos, los
pájaros, los monstruos, la oscuridad, el silencio, los ruidos, la soledad, las
tormentas, el agua, los truenos… ¡Este es el bosque más grande que conozco! ¡Me
das demasiado trabajo! ¡No puedo controlar un bosque tan grande! Tienes que
hacer algo.
- Pero, no entiendo,
¿quién ha creado este bosque?, ¿por qué dices que es mío? y ¿que yo te doy
mucho trabajo?
- Te lo voy a explicar
más despacio… ¡Hola! Soy Dog, soy el perro que guarda el bosque de tus miedos,
este bosque lo has creado tu solita, aquí vas metiendo todas las cosas,
animales y personas que te dan miedo. Es un bosque muy grande, demasiado
grande, porque tienes miedo de demasiadas cosas. ¿Quieres que te lo enseñe?
Sígueme.
Dog y Julia
recorrieron el bosque y Julia pudo ver todas las cosas, animales y personas que
le daban miedo. Después de haberlo visto todo, se sentó en un claro del bosque.
A su alrededor tenía nubes negras, perros, gatos, pájaros, tormentas,
desconocidos, fuego y tantas cosas que le daban miedo.
- Estoy cansada de que
me sigan todas estas cosas. ¿Puedes decirme qué tengo que hacer para no tener
miedo?
- ¡Al miedo hay que
asustarle! – le dijo Dog.
- ¿Asustar al miedo?
¿Y eso cómo se hace?
- Muy fácil. ¿Tú cómo
asustas a un amigo?
- Me escondo y, cuando
no se lo espera, salto y con cara de monstruo le grito: ¡¡Buuuuhhh!!
- ¡Muy bien! Pues eso
mismo tienes que hacerle al miedo.
- Pero, ¿dónde está el
miedo?
- Espera, que ahora
mismo te lo traigo.
Dog desapareció entre
los árboles y al poco rato apareció trayendo consigo algo muy grande que venía
tapado con una tela negra. Julia se quedó con la boca abierta.
- ¡Que me trae el
miedo! –pensó.
Y al instante se puso
a temblar. Dog colocó delante de ella aquel bulto tan grande y le dijo:
- ¡Prepárate!– Julia
volvió a quedarse paralizada.– ¡He dicho que te prepares! ¡Confía en mí! Pon
cara de monstruo y prepárate para darle un buen susto al miedo. Cuando estés
lista, dímelo y le descubro.
Julia se armó de
valor, puso la cara más fea que había puesto nunca, levantó las manos como si
fueran garras y gritó muy muy fuerte “¡¡¡¡Buuuuuhhhhh!!!!” Al instante Dog
retiró la tela que cubría al miedo y ¡sorpresa! Julia se vio reflejada en un
gran espejo, como se vio tan fea y haciendo de monstruo, le dio un ataque de
risa
- ¡Jajajaja Jajajaja!
¿Pero qué broma es ésta? ¡Si soy yo!
- No es ninguna broma,
Julia – le dijo Dog.– El miedo no existe, lo creas tú misma. ¿Volverás a tener
miedo?
- ¿Miedo? ¿De quién?
¿De mí misma? ¡No!, pero si yo no doy miedo. ¡Buuuhhh! –Gritaba Julia frente al
espejo. – ¡Jajajajajaja! Nunca me había reído tanto.
Mientras decía esto,
los animales empezaron a desaparecer, las tormentas, el fuego, el agua, y
también el bosque; el bosque empezó a hacerse pequeño, muy pequeño.
- ¡Gracias, Julia! –
le dijo Dog.
- ¡No! ¡Gracias a ti,
Dog! Por enseñarme al miedo.
A la mañana siguiente,
Julia se despertó en su habitación, su mamá extrañada fue a buscarla
- ¡Julia, no has
venido esta noche a nuestra cama!
- Sí, mamá, pero ahora
soy valiente y pensé que podía dormir sola en mi cama.
A partir de aquel día,
Julia dejó de tener miedo y volvió a ser feliz, a salir a la calle, a jugar con
sus amigos e incluso llegó a tener varias mascotas. Recuerda: al miedo hay que
asustarle. FIN
necesito informacion sobre el autor de este cuento, gracias!
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