CLASIFICACIÓN:
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VALORES
- IGUALDAD
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AUTOR:
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Hans
Christian Andersen
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EDAD:
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A
partir de dos años
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WEBGRAFÍA
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http://www.pequeocio.com
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QUE
TRABAJAMOS:
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La
igualdad, el respeto.
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Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus
amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los
más guapos de todos.
Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a
poco y todos se juntaron ante el nido para verles por primera vez. Uno a uno
fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los
gritos de alegría de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que
tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete,
aún no se había abierto.Todos concentraron su atención en el huevo que
permanecía intacto , y también los patitos recién nacidos, esperando ver algún
signo de movimiento.
Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente patito,
más grande que sus hermanos, pero ¡OH, sorpresa!, muchísimo más feo y
desgarbado que los otros seis…
La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan
feo y le apartó de ella con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
El patito se quedo tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le
querían… Pasaron los dias y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba,
pues crecía muy rápido y era flaco y desgarbado, además de bastante torpe el
pobre...
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él
llamándole feo y torpe. El patito decidió que debía buscar un lugar donde
pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso
aspecto, y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó
por un agujero del cercado.
Así llegó a otra granja, donde una anciana le recogió y el patito feo
creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero
se equivocó también, porque la vieja era mala y solo quería que el pobre patito
le sirviera de primer plato. Y también se fue de aquí corriendo.
Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo
que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que
querían dispararle.
Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde
encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran
elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente
acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que
perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también.
Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vió en el
estanque, le respondieron:
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!
A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y flaco, pero no deberíais
reír por eso…
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás como no te mentimos.
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás como no te mentimos.
El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio
le dejó maravillado.
¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!
Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos
cuantos había en el estanque.
Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para
siempre… FIN
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