CLASIFICACIÓN:
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EMOCIONES - TRISTEZA
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AUTOR:
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Lydia Gimenez-Llort
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EDAD:
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A partir de dos años
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WEBGRAFÍA
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http://wwwencuentos.com
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QUE TRABAJAMOS:
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La perdida de una mascota
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Un día de primavera,
un ratoncito encontró unas extrañas bolitas negras en un tiesto del jardín.
Intrigado por saber qué eran, decidió esperar y pronto vio nacer unos seres
blancos muy pequeñitos que se movían muy lentamente. ¡Eran unas oruguitas! ¡Y
una de ellas era muy simpática!
Día tras día, el
ratoncito dio de comer a la oruguita para que creciera hasta convertirse en una
gran oruga.
Y el ratoncito y la oruga se convirtieron en
inseparables. Pasaban muy buenos ratos jugando a cartas. Se divertían mucho
jugando al escondite y leyendo juntos grandes historias. Así que su amor fue
creciendo y creciendo, haciéndose cada vez más y más grande.
Pero un día, el
ratoncito no lograba encontrar a la oruga por ninguna parte. Finalmente, el
ratoncito la encontró en un sitio muy
extraño.
Apenas podía verla. No
entendía qué estaba pasando, ni por qué la oruga estaba allí.
Pasaron los días y el
capullo de seda quedó completamente cerrado.
La oruga se había
quedado allí, durmiendo, durmiendo, el ratoncito lloró con mucha pena… El
ratoncito se quedó sentado, enfadado, esperando a que la oruga despertara del
sueño. Quería volver a estar con ella. Agotado, triste y cansado de esperar, el
ratoncito quedó dormido.
Cuando el ratoncito se
despertó, vio que el capullo de seda se
había abierto. Pero al mirar en su interior comprobó, desolado, que la oruga no
estaba. Así que se volvió a sentar esperando, por si la oruga volvía.
Pensó que quizás fue
culpa suya. Si él no se hubiese dormido ahora
estarían juntos.
Entonces, se le acercó
una mariposa. El ratoncito se sorprendió mucho cuando la bella dama le dijo
quien era y le recordó los buenos momentos pasados juntos jugando y leyendo. El
ratoncito, se sintió muy feliz de volver a ver a su querida oruga, que ahora
era una bellísima mariposa y le pidió
que no se fuera nunca, nunca más.
Pero a medida que
pasaban los días, la mariposa perdía su belleza. El ratoncito no sabía por qué.
Por fin, el ratoncito comprendió que las mariposas están hechas para volar. Así que el ratoncito
le dijo a su querida mariposa: ¡Vuela, Mariposa! ¡Vuela!. Y la mariposa alzó el
vuelo y con sus majestuosas alas se alejó.
Aquella noche, el
ratoncito soñó con la mariposa. Y en su sueño, volvieron a estar juntos,
felices como siempre. Y antes de despertar, la bella mariposa le contó un
secreto al ratoncito. Le dijo que le había dejado un regalo.
El ratoncito despertó
y corrió hacia el tiesto donde una vez encontró aquellas bolitas negras. ¡Y sí,
allí estaba su regalo! ¡La mariposa
había puesto sus huevos!
Así que el ratoncito
esperó hasta ver nacer a las nuevas oruguitas que le hicieron recordar todos
los bellos momentos vividos.
Y el ratoncito
entendió el ciclo natural de la vida. Ahora, cuando ve una mariposa, recuerda
todos los buenos momentos vividos con su
querida oruga. FIN
Autor de Vuela, mariposa, vuela: Lydia Gimenez-LLort, Barcelona, Espana
ResponderEliminarLydia Giménez
EliminarGracias está precioso e ilustra creativamente ese momento en la.vida de los seres uumanos qje es compl3jo de explicar a niños y ninas
ResponderEliminarHermoso cuento. Lo he trabajado con las familias y niños de un jardín para ayudar a elaborar la perdida de una niña de 5 años.Gracias por este espacio!!!
ResponderEliminarMuy lindo me encanto
ResponderEliminarHermoso, nos está ayudando a mi hija Mía y a mi superar la muerte de mi amado hijo Lucas.
ResponderEliminarhermosa reflexion
ResponderEliminarLindo cuento hermosa relación de amigos
ResponderEliminar:,)
ResponderEliminarmuy bonito, hace reflexionar el como decirles a los niños cuando hay una perdida familiar.
ResponderEliminarBuen día, emotivo y lúdico relato, muy conveniente para abordar, en mi caso, con mis nietecitos la ida de su abuela materna. Gracias!!!
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