CLASIFICACIÓN:
|
VALORES - ESFUERZO
|
AUTOR:
|
Fabulas de Samaniego
|
EDAD:
|
A partir de cuatro años
|
WEBGRAFÍA
|
http://www.guiascostarica.com
|
QUE TRABAJAMOS:
|
El esfuerzo es recompensado
|
El invierno sería largo y frío. Nadie sabía mejor que la hormiga lo mucho que se había afanado durante todo el otoño, acarreando arena y trozos de ra-mitas de aquí y de allá. Había excavado dos dormitorios y una cocina flamantes, para que le sirvieran de casa y, desde luego, almacenado suficiente alimento para que le durase hasta la primavera. Era, probablemente, el trabajador más activo de los once hormigueros que constituían la vecindad.
Se dedicaba aún con
ahínco a esa tarea cuando, en las últimas horas de una tarde de otoño, una
aterida cigarra, que parecía morirse de hambre, se acercó renqueando y pidió un
bocado. Estaba tan flaca y débil que, desde hacía varios días, sólo podía dar
saltos de un par de centímetros. La hormiga a duras penas logró oír su trémula
voz.
—¡Habla! —dijo la
hormiga—. ¿No ves que estoy ocupada? Hoy sólo he trabajado quince horas y no
tengo tiempo que perder.
Escupió sobre sus
patas delanteras, se las restregó y alzó un grano de trigo que pesaba el doble
que ella. Luego, mientras la cigarra se recostaba débilmente contra una hoja
seca, la hormiga se fue de prisa con su carga. Pero volvió en un abrir y cerrar
de ojos.
—¿Qué dijiste?
—Preguntó nuevamente, tirando de otra carga—. Habla más fuerte.
—Dije que... ¡Dame
cualquier cosa que te sobre! —rogó la cigarra—. Un bocado de trigo, un poquito
de cebada. Me muero de hambre.
Esta voz la hormiga
cesó en su tarea y, descansando por un momento, se secó el sudor que le caía de
la frente.
— ¿Qué hiciste durante
todo el verano, mientras ye trabajaba? —preguntó.
—OH... No vayas a
creer ni por un momento que estuve ociosa —dijo la cigarra, tosiendo—. Estuve
cantando sin cesar. ¡Todos los días!
La hormiga se lanzó
como una flecha hacia otro grano de trigo y se lo cargó al hombro.
—Conque cantaste todo
el verano —repitió—. ¿Sabes qué puedes hacer?
Los consumidos ojos de
la cigarra se iluminaron.
—No —dijo con aire
esperanzado—. ¿Qué?
—Por lo que a mí se
refiere, puedes bailar todo el invierno —replicó la hormiga.
Y se fue hacia el
hormiguero más próximo..., a llevar otra carga. FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por ser lectores fieles Cuenta cuentos para educar.