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CLASIFICACIÓN:
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VALORES - COMPARTIR
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AUTOR:
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Alejandra Fort Brugnini
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EDAD:
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A partir de tres años
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WEBGRAFÍA
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http://www.encuentos.com
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QUE TRABAJAMOS:
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Aprender a compartir
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Había una vez, un chanchito que hablaba en voz baja. Casi no se le entendía lo que decía. Al hablar, hacía más bien ruiditos. Cuando jugaba con sus amigos y amigas, decía palabras pero no lo oían. Si leprestaban algún juguete, como le había costado tanto que se lo dieran, no quería devolverlo.
-¡Es mío
y solo mío…!, decía mientras abrazaba a un osito de peluche.
Al
tirarle una pelota para que la volviera a pasar a un compañero, no lo hacía. La
apretaba fuerte entre los brazos, sin soltarla. Ellos deseaban que se las
diera, para jugar todos juntos. Pero él se negaba a hacerlo.
La
mayoría de sus amigos no lo comprendían. Pero si lograba que le hablaran, para
que continuaran brindándole atención, más fuerte tomaba entre sus patas los
juguetes que recibía prestados. Como no los compartía, él y los demás
terminaban peleándose. No era un chanchito malo. Pero sufría, porque le costaba
ser escuchado. Pero esto no podía seguir así.
Un día, sostenía con fuerza dos avioncitos,
tres camioncitos y una pelota. No había manera de que los soltara. Fue ahí que
entonces, apareció un hada frente a él.
Ella lo
miró y le sonrió con cariño, diciéndole:
-¿Porqué no los sueltas…? Si lo haces,
podremos hablar.
-¿De qué hablaremos, hada…? preguntó el
chanchito en voz muy bajita.
-Antes de empezar, prométeme que abrirás bien
la boca mientras dices las palabras. Trata de soplarlas, así salen. Anda, que
tú puedes hacerlo, le dijo el hada.
-Está
bien, dijo el chanchito con toda claridad y una gran sonrisa. Luego, soltó a la
pelota. El hada le mostró un espejo y lo hizo mirarse en él.
-Mira que
limpito estás, le dijo ella. Es porque hoy tomaste un baño y te aseaste bien.
-Es
cierto, dijo el chanchito con los ojos muy abiertos. ¡Me froté con mucho
jabón…!, exclamó alegre. Hecho esto, puso un camioncito sobre el pasto.
-Qué
brillantes tienes los dientes, dijo el hada. Imagino que luego de comer, te los
lavas, ¿verdad…? -Así es. Después de lavármelos, mi boca huela muy bien, dijo
él.
-Quiero
que de hoy en adelante, cada vez que hables pienses en el rico aroma con el que
salen tus palabras. Quienes las escuchen, lo van a sentir al igual que tú, dijo
ella.
-Nunca
había pensado que yo pudiera dar algo tan lindo a otros…, dijo el chanchito y
miró al hada muy contento. Y puso a los otros camioncitos en el suelo.
-Claro
que puedes hacerlo. Puedes brindar esto y mucho más a quienes te rodean. Pero
por algo se empieza, le dijo el hada.
-Lo que
digas, no sólo olerá bien. También verás que tendrá un sonido claro, agregó
ella. El pensar en todo esto, llenó al chanchito de mucha alegría. Tan
agradecido se sentía, que quiso darle un abrazo al hada. Al dárselo, dejó caer
a los avioncitos.
-¡Muchas
gracias, hada…!, le dijo con toda claridad. Después de abrazarla, se dio cuenta
de que había soltado a todos los juguetes.
-Ya no
precisarás tenerlos agarraditos, porque si hablas como en este momento serás
escuchado, le dijo el hada con ternura. Deja que se oiga bien tu bella voz.
Desde ese
día en adelante, el chanchito tiene muchas ganas de conversar y es comprendido
por todos. Y se siente muy, pero muy contento. Ahora presta sus propios
juguetes y además, también devuelve los que le dan a él. FIN
es muy bonita
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